Dick Smart 2.007.

Título original: Dick Smart 2.007
Año: 1967 (Italia)
Director: Franco Prosperi
Productora: Filmstudio
Guionistas: Ottavio Alessi, Giorgio Simonelli, Duccio Tessari, Giorgio Moser.
Fotografía: Roberto Gerardi
Música: Mario Nascimbene
Intérpretes: Richard Wyler (Dick Smart), Margaret Lee (Lady Lister), Rosana Tapajós (Janine Stafford), Flavia Balbi (Patricia), Elio Guerriero (Scioloff), Ambrosio Fregolente (Black Diamond), Valentino Macchi, Tullio Altamura, Alfredo Leuti, Bernadette Kell, Assunta De Paoli, Paolo Ginori Conti, Guido Lauzi, Giuseppe Schettino, Max Turilli, Amedeo Riva, Romano Puppo.

 Sinopsis: Distintos componentes necesarios para construir una bomba atómica han desaparecido de forma misteriosa de diferentes laboratorios de todo el mundo. La responsable de este robo es Lady Lister, quien con la ayuda de un grupo de científicos y un ingenio llamado reductor pretende llevar a cabo un proceso casi alquímico: convertir el carbón en diamantes. Para descubrir toda la verdad del asunto es contratado el agente retirado Dick Smart. Tras sus primeras investigaciones éste se dirigirá hasta Río de Janeiro, lugar donde Lady Lister tiene su guarida secreta. 

 Un gran aluvión de cintas sobre agentes secretos se produjeron en Europa en los años sesenta imitando las primeras andanzas cinematográficas de James Bond. Una fiebre por el cine de espías sacudió las carteleras cinematográficas de medio mundo intentando sacar provecho de la creación de Ian Fleming. Un ejemplo de ello lo tenemos en Dick Smart 2.007, película dirigida por Franco Prosper y en cuyo guión intervino todo un nombre propio del cine de género italiano como Duccio Tessari.


A juzgar por su título podría pensarse que nos encontramos ante un cruce de caminos entre la referida saga del agente 007 y aventuras catódicas de Maxwell Smart, el Superagente 86. Sin embargo se parece más al personaje protagonista de Flint, agente secreto (Our man Flint, 1966) y F de Flint (In Like Flint, 1967), el cual había nacido como una versión paródica de los rasgos más característicos de James Bond. De él toma la configuración de su personaje principal, un ex-agente dedicado en cuerpo y alma a darse la gran vida en compañía de su harén de mujeres, hasta que un buen día es reclutado por su gobierno para llevar a cabo una misión que solo él puede afrontar con garantías de éxito. Mientras Bond o Flint conservan su elegancia Smart se comporta como un auténtico obseso sexual, capaz de perder una carrera automovilística en la que se ha apostado su lujosa vivienda por quedarse mirando a una muchacha estratégicamente situada por su rival al borde de la carretera. Tanto es así que su único gadget, junto a una espectacular Vespa (conservada en el Museo de Vespa) dotada de armamento y convertible en helicóptero o submarino (¿Little Nellie en You only live twice?) según la situación lo requiera, es una especie de radar de mujeres hermosas, a lo que hay que añadir el par de esposas que guarda camufladas en la cabecera de su cama, ya que, como él mismo afirma, ésta “no está hecha para dormir”. De igual modo, antes que el sentido del deber o un sentimiento patriótico, la única razón que le llevará a acabar aceptando la llamada del servicio de inteligencia será un jugoso cheque de un millón de dólares con el que poder seguir costeándose su alto nivel de vida.

Emulando a Tarantino en Kill Bill esto bien podría ser la "chocho-vespa".

Mezcla de comedia y cinta de euroespías, Dick Smart 2.007 se deja ver con algo de agrado y para debotos del cine del género. Todo esto es gracias a su simpática ingenuidad y a la química existente entre una pareja protagonista formada por los británicos Richard Wyler y toda una habitual del subgénero como Margaret Lee, quien, dicho sea de paso, aparece más atractiva que nunca, como no, vestida de neopreno a lo Domino Derval (Thunderball).

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